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lunes, 13 de noviembre de 2017

¿Cómo reconocer a un imbécil en Instagram? 5 sencillos pasos


Instagram es una red social cuyo número de usuarios crece con más rapidez que Facebook. Por si esto fuera poco, muchos antiguos fanáticos de la creación de Mark Zuckerberg han abandonado su plataforma para dedicar tiempo de ocio en la app de Kevin Systrom.

Los instagramers ofrecen todo tipo de contenidos en sus cuentas personales. Hay usuarios que realmente se esmeran en algo original, variado y con un mínimo de calidad fotográfica; pero otros, en cambio, optan por publicaciones cansinas y repetitivas que no hablan muy bien de su vida exterior ni interior. Veamos cómo reconocer a un tonto en Instagram.

1- Fíjate cuántas veces sube fotos de lo que come



Hay cuentas de Instagram que son dedicadas al arte culinario de forma visualmente profesional. Es decir, una especie de pornografía para el estómago (#foodporn). Ahí verás fotos de excelente calidad y platos con estética gourmet que te dejarán boquiabierto. Sin embargo, también te toparás con gente ridícula que en sus cuentas personales publica sus fréjoles recalentados día a día. Para colmo se toman la molestia de ponerle dos o tres filtros.

2- Cuenta el número de selfies que tiene



Una persona que jamás muestra la cara en sus redes sociales no es digna de confianza porque da a pensar dos cosas: que es un "rarito" o tal vez muy inseguro con respecto a su imagen. No obstante, quien muestra su cara en el 90% de sus fotos no es mejor, sino que puede presentar uno o varios problemas:

_ Vanidad extrema.
_ Necesidad de reafirmarse constantemente a raíz de inseguridades.
_ La existencia de miles de pagafantas y manginas virtuales (porque el 90% de selfiemaniacas son mujeres).

La cuentas dedicadas al culto personal tienen todo tipo de "altares": la cama desordenada; ese cuarto que no se limpia desde finales de los noventas; el baño donde hace unos minutos se duchó la abuela; el salón del colegio o la universidad; esa cafetería mainstream donde se congregan todos los anti mainstream; la pista en donde diez metros más allá un desgraciado fue partido en dos por un camión; etc.   

3- La cantidad de fotos de su trasero es tan grande como su odio hacia "la cosificación sexual"  



Instagram es una fuente de ego, en especial del ego femenino. No solo abundan fotos de dulces caritas, sino también de apetecibles nalgas moviéndose al ritmo del twerk (perreo gringo). Esto no tiene nada de malo, sino todo lo contrario, ya que alegran a millones de instagramers masculinos en sus ratos libres. No obstante, la imbecilidad está en exponerse como un ser sexual y luego quejarse de que el resto actúe en consecuencia.

Subir fotos enseñando el trasero en una red social vista por miles y luego quejarte del "acosador machista" que se quedó mirándote las nalgas por tres segundos en la calle, es incoherente por donde lo mires.

4- ¿Sube fotos de sus porros con asiduidad?



En los últimos diez años las modas del mundo digital han cambiado atropelladamente. Hubo un tiempo en donde la tendencia era hacerse un flequillo emo; luego vino la onda de presumir algún dispositivo de la marca Apple; después exhibir los vasos durante cada visita a Starbucks; y ahora lo más cool es enseñar qué tan fumeque eres. Si esa persona comparte más de tres fotos en donde se vea una colilla, un bong, un porro entero, o su cara haciendo un gesto tipo gangsta, es un imbécil a pulso. No lo dudes.

5- Lo último: los bailarines de Musical.ly



Ahora la vacuidad ha llegado a un nuevo nivel en Instagram.  En los últimos meses el buscador de la app está repleto de niñatos de 14 a 19 añitos, los cuales bailan y hacen una especie de coreografía siguiendo el ritmo de una canción horrible de reggaetón o trap. 

El responsable de esta conducta viral es Musical.ly, una aplicación en donde los adolescentes (y adultos jóvenes que quieran verse el doble de patéticos) pueden grabarse con una canción de fondo en una suerte de videoclip casero. Una fusión entre Vine y Snapchat que está enloqueciendo a millones de instagramers. 

Entre estos usuarios hay dos grupos notorios: los que suben un musical de vez en cuando como quien usa el cepillo de dientes como micrófono, y las chicas curvilíneas que nutren su ego dos veces por día y que coleccionan miles de orbitadores y pagafantas como seguidores. Si algo se puede decir de los fans del segundo grupo, es que con una mano agarran el celular y con la otra se tocan el nabo.



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